En la mayoría de cámaras compactas no se dispone de zapata para flash externo, y el que tiene incorporado es poco potente. Aparte del hecho de que la iluminación frontal del flash no es muy estética. Por eso muchas veces nos puede interesar disparar otro flash, más potente, dispuesto lateralmente e incluso con un difusor para que no deje sombras duras.
¿Cómo podemos disparar este flash auxiliar?
Aunque existen flashes especiales que disponen de un sensor y permiten el disparo sincronizado con el de la cámara, cualquier flash se puede disparar sincronizado con el propio de la cámara, simplemente añadiéndole en la zapata una célula fotoeléctrica (de venta en cualquier tienda de fotografía). Dicha célula fotoeléctrica suele tener una rosca para sujetar en un tripode, y una zapata estandar encima donde acoplar el flash.
Por supuesto el flash auxiliar habrá que ajustarlo en modo manual, y probar con distintas potencias del mismo para ver cual se adapta a nuestras necesidades de iluminación.
El principal truco se debe al hecho de que muchas cámaras efectúan un predisparo para evaluar la luz obtenida y ajustar consecuentemente el disparo real. Para evitarlo dispararemos en modo manual, aunque existen flashes esclavos que solucionan este problema pues disponen de sincronización opcional al segundo disparo.
Finalmente, la potencia del flash incorporado la ajustaremos a -2EV o -1EV, dependiendo del impacto que queramos que tenga en la foto. En el caso de que no queramos que tenga ningún efecto en la imagen lo cubriremos con un filtro de infrarrojos, que disparará igualmente el flash auxiliar pero no iluminará el sujeto. Como solución sencilla se puede utilizar un trozo de negativo de fotografía velado, o de diapositiva no impresionada.
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