Después de una serie de artículos sobre composición, encuadre, “peso” y equilibrio en la fotografías, veremos en este y sucesivos artículos algunas nociones básicas sobre la fotografía de personas y las diferentes formas de tratarlo; el retrato contextualizado, el rostro, detalles, los niños, el retrato espontáneo, en el trabajo, etc.… Los retratosLa fotografía de retratos se apoya en una larga tradición que se remonta a los primeros retratos pintados, donde el pintor se convierte en el “notario” de la sociedad y de sus gentes pudientes. Quien no recuerda el famoso cuadro de Jan van Eyck titulado el “El matrimonio Arnolfini” todo un ejemplo de retrato “familiar” y que además refleja su posición social y su entorno.
Los retratos “posados” en fotografía implican una relación entre el modelo y el fotógrafo. El retratado es cómplice de la situación y espera una “buena” foto, por el tiempo (y el dinero si es el caso) que ha dedicado a posar para nosotros.
Pero cuando realices un retrato posado el primer problema que surge es que la persona quiere un resultado positivo: quiere verse lo mejor posible. Y cada persona tiene una percepción particular de sí misma y de lo que significa “verse bien”. Por ejemplo, pueden querer verse más jóvenes, interesantes, atractivos, divertidos, poderosos, etc.
De cualquier manera, con independencia del objetivo que se persiga, este tipo de retrato requiere un acuerdo previo, ya sea unos minutos o días antes de la sesión. Al igual que comentaba en la fotografía de grupos, la de retratos implica que el fotógrafo sea quién mande y demuestre su habilidad para tratar a las personas. A continuación trataré de destacar los elementos, desde mi punto de vista, más importantes a la hora de retratar personas.
La expresión
En un retrato, formal o informal, lo más importante es capturar la expresión que ilustra mejor el carácter o la posición de la persona, o bien ambos.
Al hablar de expresión en fotografía no solo nos referimos a los ojos de nuestro modelo, sino que debemos pensar en todos los rasgos, en su conjunto, filtrados a través del ángulo desde el que los miramos. Para obtener la expresión adecuada sólo es necesario que puedas comunicarte hablando, con gestos o incluso con miradas, es decir lo que se denomina “retroalimentación” o si se prefiere “feedback”. 
No es fácil mantener el contacto visual si no paramos de mirar a través de la cámara; por eso es recomendable seguir hablando o haciendo gestos. También lo es mantener el contacto visual siempre que no estemos mirando a través del visor (o la pantalla), como haríamos al conversar. Una de las funciones del trípode es esa, una vez que el encuadre está hecho, podemos hablar con el sujeto sin tener que mirar por el visor.
Algunos fotógrafos profesionales intentan que su “retratado” tenga una expresión concreta, mientras que otros prefieren observar y captar con su cámara los gestos naturales. Los dos métodos son igualmente válidos y ambos se basan en la buena relación establecida entre fotógrafo y modelo.

La planificación
Muchos retratos son buenos porque reflejan un aspecto informal que la mayoría de la gente calificaría como “natural”. Sin embargo, para tener éxito, incluso ese tipo de fotografías requiere cierta atención. Por ejemplo, carece de sentido hacer cientos de fotos de modo informal si la exposición o el enfoque son incorrectos o si la fotografía está mal compuesta. Todos estos problemas pueden resolverse con un poco de planificación, pero al mismo tiempo no hay necesidad de estar preocupado por la técnica de la fotografía hasta tal punto de que llegue a provocar inhibición y las fotos se vuelvan rígidas y poco espontáneas.
Como con todos los aspectos de la fotografía, debemos estar familiarizados con nuestro equipo, controles, funciones, el trípode, etc. Una vez que los tengamos dominados, es posible concentrarse en la composición y ser más audaces. En el próximo artículo… Continuaremos con la fotografía de personas, en concreto con la preparación del escenario y el contexto del retrato.
Marco Antonio 2006
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